Por Inma Aznar.
09.12.25
La gran batalla por la dignificación de mi profesión no es contra las marcas, sino contra la pereza intelectual y la confusión de roles.
Y yo la ejerzo a través del entramado de las redes, en la radio y en las aulas
Necesitamos profesionales, no meros altavoces de moda que desinforman y que se disfrazan de tendencia jugando a ser periodistas de moda.
Hemos llegado a un punto donde parece que para “analizar” una colección solo necesitas saber posar en la front row y tener un código de descuento. Este es el drama: la sociedad exige al periodista de moda un conocimiento enciclopédico (historia, sostenibilidad, economía, sociología) y todo esto resumirlo en 15 segundos.
Y este es el reto o el drama en cuestión
Formarse no es solo saber quién fue Poiret. Y formarse en moda no es negociable. Es entender la cadena de suministro, la legislación laboral, el impacto medioambiental real y el ecosistema económico del lujo.
Es dominar las herramientas para entrevistar a un diseñador y preguntarle sobre sus márgenes, tejidos y proyección en lugar de sobre su inspiración.
El periodismo es análisis y crítica, no solo palabras vacías a golpe de filtro o a golpe de podcast o videopodcast que es peor. Cuando se confunde al profesional (que tiene lealtad al lector) con el creador de contenido (cuya lealtad es a la marca que patrocina), la integridad informativa se va por el sumidero de un press trip.
La dignificación empieza cuando el periodista se niega a ser un creador de copy, yo soy de las de raza, de las de antes: ¡A teclear con rabia (y con un buen manual de estilo )!
Compañeros: ¿Qué hacemos contra el intrusismo laboral en medios y redes en nuestra industria?
