Los jóvenes cambian comprar cosas por alquilarlas, ¿tendencia o precariedad?, debate patrocinado por CAFÉS GRANELL La Tarde con Marina
Los jóvenes ya no piensan en adquirir propiedades, no solo coches o vivienda si no que estamos en la moda de “alquilar todo”.
En este contexto, el consumo colaborativo se ha convertido en una de las salidas más populares entre los ahorradores. Este concepto logra englobar iniciativas donde los usuarios se ponen en contacto a través de plataformas online para compartir y alquilar todo tipo de productos por costes más baratos de lo que se pueden obtener en el mercado convencional.
El consumo colaborativo ha ido ganando relevancia en la sociedad actual, convirtiéndose en un modelo de negocio emergente ante la realidad de Internet. El profesor Diego Santos, profesor de EAE Business School, establece que para comprender mejor este fenómeno y su impacto en nuestra forma de vivir y consumir nos explica que el consumo colaborativo es «un modelo de negocio en el que se intentan generar beneficios simplemente dándole una vida más activa a esos productos o servicios que podrían estar sin utilizarse durante cierto tiempo».
Este modelo, facilitado por la flexibilidad de Internet, ha ampliado la comunidad de personas dispuestas a compartir, multiplicando exponencialmente las oportunidades.
El consumo colaborativo no se limita a intercambiar o alquilar ciertos productos, sino que abarca una amplia gama de modalidades. Santos señala: «Desde esos orígenes hasta otro tipo de cuestiones como los propios coworkings, los colivings o incluso, el que más conocemos todos, que es el Airbnb».
En este contexto, el transporte, el alojamiento y la ropa son los segmentos en los que el consumo colaborativo ha despuntado más. «El consumo colaborativo ha ido creciendo poco a poco y se han añadido cosas que ni nos podríamos imaginar, cómo compartir tu jardín o dejarlo para que la gente acampe en tu casa», comenta Santos.
El modelo de consumo colaborativo ha evolucionado con el tiempo, y Santos nos habla sobre la transformación del alquiler de espacios. «Con el tema del alojamiento se ha ido un poquito de madre», señala Santos, refiriéndose al surgimiento de Airbnb. Aunque inicialmente surgieron como espacios compartidos, actualmente, fondos con grandes propiedades alquilan apartamentos enteros, lo que plantea dudas sobre si este enfoque se aleja del modelo original de colaboración.
El consumo colaborativo se alinea con modelos más solidarios y sostenibles. Santos comenta: «Ese modelo un poquito más de solidaridad también social ambiental llamada sostenibilidad, pues ahí en segmentos que encaja perfectamente». Ejemplifica esta tendencia con el caso de la infanta, que optó por un vestido de alquiler para un evento importante.
Se destaca la importancia de este modelo en el ámbito comunitario y cómo este enfoque puede ser más común en el ámbito rural que en las grandes ciudades. Dice el profesor que el consumo colaborativo tiene el potencial de transformar la forma en que vivimos y consumimos en los próximos años. «Los informes de la consultora son que cada vez son más importantes como modelos de negocio», afirma.
El consumo colaborativo está emergiendo como una fuerza significativa que redefine nuestra forma de vivir y consumir. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible y solidario, el modelo de consumo colaborativo se perfila como una solución eficaz para enfrentar los desafíos económicos y medioambientales de nuestro tiempo.
Con esta perspectiva, el consumo colaborativo no solo se presenta como un modelo de negocio exitoso, sino también como un cambio cultural que promueve la solidaridad y la sostenibilidad en nuestra sociedad.