Guillermo Eduardo Pilía, poeta, narrador y ensayista argentino, en el espacio Palabra de poeta de Pegando la Hebra Guillermo Eduardo Pilía
“Lo que evita la fatalidad de la nada es la poesía, la que intenta suturar la herida del tiempo y celebrar lo que hoy existe y mañana ya no”
Guillermo Eduardo Pilía (La Plata, Argentina, 1958). Se graduó en Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de La Plata. Es catedrático de lenguas clásicas y de teoría literaria, director de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad de La Plata, titular del Aula de Taurología “Ignacio Sánchez Mejías”, vicepresidente del Consejo Argentino para las Relaciones con Andalucía, senescal de la Hermandad Literaria Generación del 27 y presidente de la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras de Madrid, es miembro de nueve academias en España, Italia, Estados Unidos y Rumanía; y Ciudadano Ilustre de La Plata, entre otros numerosos reconocimientos y cargos de relevancia.
Su extensa obra poética, su brillante actividad académica, le ha deparado en América y Europa, el reconocimiento de los lectores, la crítica y las instituciones literarias del Viejo y del Nuevo Mundo, y la concesión de numerosos premios de poesía, cuentos y ensayo, como el Andrés Bello, por su obra poética completa; el Premio a la Excelencia Literaria de la Unión Hispanomundial de Escritores, en Orlando, Estados Unidos, o el Premio León Benarós de la Fundación Argentina para la Poesía, Toda su obra intelectual fue declarada en 2010 de interés cultural y se ha traducido alinglés, francés, portugués, italiano, catalán y griego.
Como poeta ha publicado más de 15 libros, entre los que destacamos: Arsénico (1979), Huesos de la memoria (1996), Caballo de Guernica (2001), Herido por el agua (2005), Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que se ama (2011), Ainadamar (2016),
Sobre la cuerda y sin la red (2016), Como el dios que gestaba en su muslo (2020), Fatiga de los metales (2021) o Ministerio del salmista (2022).
De su obra poética se ha dicho, entre otras cosas: “… la sencillez expresiva de Guillermo Pilía es fruto de un intenso y muy sostenido trabajo con el lenguaje, un complejo juego de polisemias, cuya trama diversa pasa inadvertida hasta que estalla en todo su esplendor emocional y conceptual, generando ese contacto con lo inefable que todos buscamos en un buen poema”, afirma Luis Benítez. Y nuestro poeta valenciano, Jaime siles dice: “La poesía de Guillermo Pilía busca «una manifestación de lo sagrado / en medio de nuestro profano transcurrir». Por eso no es trágica sino elegíaca: su lirismo tiene como ejes el expolio del tiempo y la consciencia de nuestra caducidad. No hay (…) desesperación sino nostalgia (…) su escritura es también hímnica, aunque no exaltada, y que encuentra en la memoria motivos de alabanza. La suya funciona como una curación no del cuerpo sino del espíritu (…) Entre memoria y desmemoria se mueve su palabra: entre la magia del sonido y el misterio del silencio también. Lo que en ella escuchamos es el viento de Dios no tanto en el desierto como en la calma, que es el centro del huracán y la tormenta.”
En palabras de Guillermo Pilía: “Mi primer amor fue la lectura. De chico era bastante enfermizo y tenía que pasar días enteros sin salir de casa, y allí tenía la suerte de encontrar muchos libros. Estudié Letras para conocer más y para no tener que dedicarle mi vida a leer libros de otras disciplinas (…) Mi acercamiento a las culturas clásicas fue también de niño, porque me interesaba mucho la mitología y, años después, estudié griego y latín. Allí está la matriz de nuestra cultura.
De su poesía dice: “En mi poesía, sobre todo, aparece recurrentemente la nostalgia por los años que pasaron, sobre todo por la edad de la infancia y la inocencia, los huecos que el devenir nos va dejando… Creo que la poesía es en esencia “rememoración de una experiencia”, la de vivir inmersos entre dos misterios, la de estar atravesados por el tiempo. En esa rememoración están el placer y el dolor, la búsqueda de Dios, de la belleza, de la justicia (…) Lo que evita la fatalidad de la nada es la poesía, la que intenta suturar la herida del tiempo y celebrar lo que hoy existe y mañana ya no, la que trata de darle entidad a las cosas.”
Pegando la Hebra, dirige y presenta, María Vicenta Porcar, control de sonido, Juan Lafuente. En 99.9 Plaza Radio 101.5 y 99.9, www.999plazaradio.es, PODCAST: App y web de 99.9 Plaza Radio, iVoox, Spotify, Youtube, etc.